El paradigma biológico consiste en la creencia de que las relaciones familiares son de origen natural y están ligadas al uso del sexo más que a las decisiones voluntarias de las personas. Las relaciones familiares son principalmente aquellas en las que hay una vinculación genética entre las personas.
Los primeros cristianos humanizaron el uso de la sexualidad al responsabilizar a las personas en el respeto al nascituturus - el que va a nacer- y al recién nacido, puesto que se trata de un hijo al que hay que acoger y amar como tal. Esta actitud tuitiva del recién nacido tenía históricamente un carácter atencional. En la Edad moderna se convirtió en un paradigma biológico de tipo referencial, es decir, no se pretendía tanto la protección del recién nacido sino la defensa de un modelo ideológico. Este hecho se encuentra en la base de la creencia de que las relaciones adoptivas son de segunda categoría o en fenómenos como la maternidad subrogada.
En esta clase se exponen las diferencias entre el concepto de naturaleza y el de natalidad. Se aprecia cómo el concepto de naturaleza es fundamental en el orden filosófico y el de natalidad en el orden político y atencional.