La atención, desde el punto de vista etimológico, implica la acción de dirigir la mente o los sentidos hacia algo, es decir, concentrarse o enfocarse en un objeto particular.
En términos generales, la atención es una actitud vital ante la realidad, una necesidad de los sujetos vivientes y sintientes de adaptarse al medio en el que se de desarrolla su existencia. En el caso de los seres humanos, la atención es una de las habilidades o competencias socioemocionales básicas, parte integrante de la conciencia emocional.
En las narrativas de servicio, la atención cobra una importancia fundamental puesto que los servidores públicos deben prestar atención a las necesidades y derechos de los usuarios.
La Atención centrada en la familia es una expresión empleada inicialmente en el ámbito de las ciencias de la salud, al comprobar cómo la atención profesional a los niños y niñas con discapacidad requería de intervenciones "tempranas" como condición de efectividad.