Un paradigma referencial es un concepto, una idea, un valor o el conjunto de ellos mediante el que pensamos la realidad no tanto para conocerla (para eso sirven los paradigmas atencionales) sino para comprenderla, describirla, juzgarla, evaluarla.
La modernidad se construyó -desde el punto de vista social- sobre dos paradigmas: uno atencional (el hijo natural) y otro referencial (el vínculo matrimonial). Ambos paradigmas condujeron al constructo social conocido como familia tradicional.
Hay dos enfoques epistemológicos necesarios y compatibles, pero que no se pueden adoptar al mismo tiempo. El enfoque atencional pretende explorar, conocer de primera mano, respetar la realidad. El enfoque referencial pretende comprenderla, de modo que el investigador pueda hacerse una idea de la realidad conocida, así como describirla, evaluarla o juzgarla.
Esta distinción es fundamental, puesto que -como decía Ortega y Gasset- quien no distingue, confunde. Frase parecida a la de Duns Escoto, "ubi non est distinctio, confussio". La cultura occidental lleva muchos años "confundiendo" los planos: se ha pretendido fundir en uno solo, de manera intencional, ambos enfoques.
En este post explico que paradójicamente la frase "célula básica de la sociedad" ha llevado consigo la disolución de la familia, por una vía no pretendida. La imagen generada por ChatGpt expresa bien en qué ha quedado esa expresión en la actualidad.