El compromiso es una palabra clave del ordenamiento narrativo, puesto que alude a la existencia de una obligación contraída o de un deber asumido, en virtud de que la palabra ha sido dada.
El compromiso familiar es la pervivencia en el tiempo del consentimiento o acto en el que las personas manifestaron su voluntad constitutiva de las relaciones familiares.
La palabra "compromiso" proviene del latín compromissum, que a su vez deriva del verbo compromittere. Este verbo está compuesto por el prefijo com- (que significa "conjuntamente") y promittere ("prometer"). Por lo tanto, etimológicamente, "compromiso" implica una promesa hecha en conjunto o una obligación mutua.
En el ámbito jurídico, especialmente en el derecho romano, compromissum se refería a un acuerdo entre partes para someter una disputa a la decisión de un árbitro, comprometiéndose ambas a aceptar su resolución.
Desde el punto de vista narrativo, el compromiso es una palabra compartida. Al haber llegado a un acuerdo, las personas se sienten comprometidas, vinculadas a construir sus vidas respetando lo acordado. En la segunda acepción del diccionario de la Real Academia, el compromiso es la palabra dada.
Desde el punto de vista normativo, el compromiso es la obligación de actuar en conformidad con lo que se ha pactado. Este es el concepto principal en la cultura occidental.
En otra de las acepciones del diccionario se aprecia la diferencia: Acuerdo pactado entre distintas partes. Ejemplo: Fueron capaces de llegar a un compromiso. Cuanto más jurídica es la obligación, menos comprometida es y menos sirve para construir relaciones sólidas.
El compromiso es ante todo un acto de amor.