"Inmunión" es una palabra que, aunque no existe oficialmente en el diccionario, nace de un diálogo sobre cómo nos cuidamos. Es una fusión de dos conceptos fundamentales:
Inmunidad: La protección natural o adquirida que tiene un individuo frente a una enfermedad.
Unión / Comunión: La fuerza y el estado de estar juntos como colectivo.
Esta palabra nos permite explicar una idea clave del cuidado mutuo. La inmunidad es una propiedad del "individuo" que se caracteriza por su defensa de un agente externo, que aparece como dañino para su salud o su integridad. Cuando el agente es interno, aparece la noción de autoinmunidad: el sistema inmunitario de una persona, cuya función normal es defender al cuerpo de invasores externos (como virus, bacterias u hongos), ataca por error a sus propias células, tejidos y órganos sanos. Se trata de una paradoja biológica, que adquiere valor de símbolo.
En un una primera aproximación, la inmunión sería el escudo que creamos como comunidad, familia o sociedad, donde la salud de todos protege a cada individuo, y viceversa. Es una forma mucho más humana y social de describir lo que científicamente se conoce como "inmunidad colectiva" o "inmunidad de rebaño". También es inmunión el acto por el que se hace necesario amputar el miembro necrosado, o la excomunión de un fiel de la comunidad eclesial. Son actos en los que el foco de atención está no tanto en lo que nos une (comunión) sino en lo que nos "hiere" o separa.
Desde el punto de vista jurídico, habría que distinguir las narrativas de comunión de las que se caracterizan por la inmunión. Ambas tienen algo en común: buscan el bien de la colectividad en detrimento del "agente" -interno o externo- contaminante.
Las narrativas de inmunión pueden ser autobiográficas o de poder.